Cuentan las crónicas que además de festivales, paellas y naranjales, Benicàssim tiene algo especial que ha atraído a monjes, corsarios, brigadistas internacionales y escritores durante siglos.
Se dice que Ernest Hemingway y la corresponsal de guerra estadounidense Martha Gellhorn compartieron una apasionada historia de amor, sol y arena en una de las lujosas villas de esta ciudad. Una ciudad donde se brinda con moscatel o licor carmelitano, que empezaron a destilar los monjes de un monasterio escondido en el interior de la comarca. Con un clima 100% mediterráneo y temperatura agradable de enero a diciembre, Benicàssim es un clásico en cualquier época del año para visitar en familia, con amigos o en solitario